

He borrado ya tres borradores, valga la redundancia, así que me rindo. A falta de ánimo y musas quise usar la noticia de trampolín y solo conseguía ensuciar el blanco impoluto del Word y es que cuando no se puede, no se puede. También pensé en participar en él, quiero decir en el blog que barre estadísticas de seguidores, entradas y visitantes en tan solo un par de semanas, pero enseguida deseché la idea.
Yo también soy de los que nací así pero, tan pronto como me di cuenta, supe que esto me lo iba a comer yo solito con papas, como así ha sido o casi. Ha sido, y sigue siendo, muy duro pero qué os voy a contar yo que no hayáis sufrido en vuestras carnes.
Como digo, hubiera querido mandar mi entrada y mi foto y sentirme orgulloso y feliz de celebrarlo, pero cuando iba a pulsar ‘enter’ me di cuenta de que no reunía ese perfil.
Es este un frío mes de efemérides, año nuevo... reyes... el patrón.... Y la guinda, esta madrugada, que para mayor contradiós toca nosocomio y no parece este el lugar más adecuado para celebraciones, pero teniendo en cuenta que hay poco o nada que celebrar, casi mejor allí.
Este día de cambio numérico me pilla con bastante menos canas, entradas, arrugas y barriga de las que me corresponden por trienios, sin embargo ya me gustaría no aparentar tantos años menos con tal de no sentirme con tantos años más pero, como de momento, el ADN y el destino no se eligen pues me parece que va a ser que a joerse tocan.
Esta noche en vela laboral me pilla con la novedad de que a comosellame lo voy a tener codo con codo a partir de hoy, vaya la coincidencia y vaya la desazón, aunque bien es cierto que no hay nada como el roce para derribar mitos. Eso espero.
Este día -estos días-, en el pensamiento, una línea de bajo, la de I Want You Back -que me está costando una areata- y un standby, el que se está merendando, entre otros, mi blog sin que pueda remediarlo. Y por supuesto, una bestia, melenuda y con nombre propio, pero a este lo tengo cada día en mente sin importar efemérides. Ah, y también me pasan cosas como esta por el pensamiento, que es el único sitio por donde me pasan, y perdonad esta ordinariez que me permito como licencia en este señalado día.
Este regalo inesperado lo he recibido por email desde el trabajo y es una invitación a un curso que se titula "Taller de Reparación del Esfínter Anal. Día 26 enero, en horario de
Por cierto, son 52. Y por favor, nada de felicitaciones que os conozco.
Yo también tenía 10 añitos por entonces
Eran aquellos, tiempos de tres blogs, tiempos de aflorar, tiempos de descubrir, tiempos de engendrar. Quizás por eso el nombre de engendroblogs y no por lo monstruoso, aunque también.
En uno podía hablar con Diógenes y él me respondía, que era el protagonista, y qué felices fuimos observando el suroeste. Hoy ya no me habla mi perro y el engendro ha quedado yermo.
En otro podía rajar del curro, que así me liberaba de los malos rollos, de los cansancios, de lo odiosamente correcto. Hoy ya me da igual rajar o no y el blog se apaga lentamente.
En este podía ser yo mismo, buscar comprensión, y lo logré. Hoy ya no sé qué hacer con todo eso, ni siquiera sé si me hace bien, y este blog, el último, se estanca dejándome un vacío que no sé como llenar.
Siempre es eclipse. Unas veces soy sol, otras, tierra, el resto, luna. Hoy es peor, porque ser el astrónomo es como volverse loco. O como estar muerto y mirar tu cuerpo exánime en el suelo.
Cuando miro al cielo percibo la alineación y cuando vuelvo la vista alrededor todo parece en paz. Pero muchas veces, es tan negra la sombra que desaparece todo, y la alineación se hace insoportable.
Mañana mismo tengo que hablar con mi supervisora, que esto de tantos días libres no es sano, que así no se puede empezar el año. Aunque lo mismo no es por eso, sino que es un castigo esgaesiano por mis antipremios de la 3ª edición y resulta que Theo lleva toda la razón en lo de "todo por la patilla, no". Probablemente no he debido de abusar del megavideo. O no, lo mismo la culpa es de Adrianos por meterme el gusanillo en el cuerpo con lo de Özpetek, que de una en una me he dado una ‘atragantá’ de filmes que me lo he ‘comío to’, la última con lágrimas incluidas en el lote. Is it just me?, no, no es retórica, es el título, y lo cierto es que no tiene nada de especial, o sea, una comedia romántica de manual con su mijita de enredo y sus 'comieron perdices' al final. Entonces ¿por qué esta llorera de invierno? Vaya usted a saber. Lo mismo son esos versos del final, The Rose, reanimando un viejo corazón, lo mismo soy un blandengue, lo cierto es que vaya casualidad, ayer escribiendo sobre flores fuera de temporada y hoy me salen con estas.
Menos mal que mañana me toca currar ya, que no hay como una buena sesión de realidad para matar cualquier brote -valga la redundancia- de ñoñería. Está decidido, mañana tengo que hablar con la súper.
Florece este invierno en el suroeste, incluso se oyen grillos al anochecer. Son estos calores extranjeros que, ajenos al calendario, se han dejado caer por aquí cogiéndonos tan por sorpresa. Ni las flores ni los grillos saben de su efímera existencia, que tan ajenos están a todo, y yo, hoy he sabido que pronto te tendré tan cerca y por tanto tiempo que un calor parecido ha invadido mi pecho convirtiéndolo en prado florecido arrullado por los grillos. Pero, en cambio, yo sí sé que esta primavera de enero no desembocará en un esperado tórrido verano sino que, como este suroeste engañosamente florido, continuará con el frío húmedo y gris de este largo invierno que me hiela y nos separa.