Solíamos estudiar en su casa, en su habitación, frente a frente. Nunca hablaba de chicas, y eso es raro a los 17. Me hizo albergar esperanzas, aunque solo fuera para compartir confidencias.
Esa mañana de sábado hicimos un descanso para fumar. Por primera vez, sacó el asunto...
YO: A ver, Alberto, es que a mí me gustan los chicos.
ÉL: .....
YO: Tío, es de coña... joder, qué cara se te ha puesto.
ÉL: Puff...jejé...
Un par de semanas después acabó el curso y no volvimos a vernos. Hoy encontré una foto suya en Facebook, 50 años después. Verdaderamente, tengo que reconocer que me habría encantado haber envejecido juntos.
2 comentarios:
Cuando contaís las cosas, mas bien las personas, que reencontrais en facebook se me ponen los pelos de punta.
Aún así, por teléfono, hace un mes, me encontró un compañero con el que solía pegarme mucho en el patio del cole (ya sabes, revolcones). Pensé que había llegado a la misma conclusión que tu con tu compañero pero solo me habló de sus nietas.
Me está encantando tu baul de los recuerdos.
Bueno, FB puede ser un armario lleno de fantasmas. Yo no propiciaría un reencuentro, ni siquiera telefónico. Puede que quien terminara hablando de descendientes fuera yo. :-)
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