De lejos parecía joven, de cerca resultó llevarme una década de ventaja. Paseaba por la orilla de la solitaria playa. Hoy en día no queda ni un metro de soledad en aquella orilla.
Yo estaba desnudo, me puse de pie para que me viera y acudió al reclamo.
Nos encontramos tras las dunas, ocultos en el enebral. Estuve a punto de escapar cuando vi que el tanga que llevaba era de croché, pero terminé por quitárselo e ir directamente al grano.
Él terminó y se largó, no sin pedirme disculpas por no haber sido cuidadoso en la penetración. Fue muy educado, eso sí. Yo, pues me fui al agua y opté por masturbarme en inmersión. Muy recomendable eso. Sí.
2 comentarios:
Eres muy valiente. Yo lo del croché no lo hubiera confesado nunca.
Bueno, y ya en petit comité, te diré que creo que se lo había confeccionado él mismo. Muy 'gore' todo.
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