6 de diciembre de 2009

Muerte en el pasillo

En la ficha de ingreso rezaba un nombre, Francisco, pero una llamada telefónica previa me aclaraba que había llamarla Paqui y darle una habitación individual. No podía compartir dormitorio con un hombre porque él no era un hombre, ni con una mujer porque ella no era una mujer.

- ¡Enfermero, guapo!-, gritaba por el pasillo cuando me veía, haciéndome pasar la vergüenza más grande.

El sida fue el precio que pagó por su intento de reconvertir su cuerpo, que daba realmente pena ver, tan sólo un manojo de huesos débilmente articulados configurando un esperpéntico 'protodifunto' que nadie sabía cómo ni por qué continuaba vivo y sonriente. Incluso cuando la 'castigábamos' con nuestras técnicas más dolorosas, reía y hacía bromas, lo que todavía me angustiaba más. Aún recuerdo aquel día que sabía que le íbamos a pinchar en el sacro para biopsiarle la médula y nos recibió con un tanga estampado de leopardo.
Los últimos días que estuve en la planta de Infecciosos a Paqui se le colapsó un pulmón y hubo que introducirle un tubo de plástico en el costado conectado a un frasco. Con él paseaba por el pasillo como si fuera un bolso, a sabiendas de que aquello podía ocasionarle un disgusto y cuando la recuerdo, siempre me viene a la cabeza aquella Paqui adosada al tubo con el recipiente colgando dando vueltas y vueltas por el pasillo con su tristeza infinita pero siempre con ganas de guasa.
Una noche la encontraron muerta en el pasillo con la sola compañía del tubo de plástico pegado al frasco y que se había arrancado del costado. En su cuerpo pálido resaltaban en la penumbra los colores vivos del tanga estampado de leopardo.


(A Theo, por su sugerencia y a Cati por el palabro 'protodifunto')

2 comentarios:

Ernesto dijo...

Triste historia pero genialmente contada. Como siempre. Malegro de tu regreso: triunfal como siempre. A este paso te vas a parecer al maestro Ortega con tanta retirada...

theodore dijo...

Muchas gracias por la dedicatoria y sobre todo por contarlo, como siempre tan bien y con tanta delicadeza. Todo un espíritu libre esa Paqui, la transgresión hecha un modo de vida y de muerte. Seguramente sufrió como el/la que más, en vida y "en sida", pero seguramente siempre se mantuvo coherente con su ideario provocador.

Transgender Kisses