Ese verano hizo mucho, mucho calor. Fue la cerveza más cara de mi vida y ni siquiera me acuerdo de la marca. Para qué, estaba bien fría y nos la sirvió un camarero que estaba como Dios de bueno. No hablaba mi idioma -la llamaba birra-, ni puta falta que le hizo. Qué cosa tan bonita. El camarero digo.
Ahora que repasaba fotos de mejores tiempos sin crisis, brandy en mano, me arrepiento de haber fotografiado la cerveza en lugar de a él.
3 comentarios:
Es que a quien se le ocurre hombrepordiós... Yo podría abrir una nueva sección en mi blog con el tema:
unoylosdemas.blogspot.com.es/2010/07/como-esta-el-servicio.html
Bueno, ahora te queda el recuerdo del camarero y nosotros tenemos una enorme imaginación que tu acabas de estimular. Besos
Uno, pues ya estás tardando en abrirla!
Alforte, ay, no veas como estaba el italiano...
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