16 de junio de 2019

Agosto, 1968

Era aquél un verano más de pantalones cortos y tardes largas , siempre rodando por la calle. Muchas veces, literalmente rodando. Félix y Valentín compartían acera conmigo, sentados. Pasó un chaval algo mayor que se detuvo a charlar un rato con mis amigos de acera. Su belleza me dejó impactado.

- ¿Cómo se llama ese chaval tan guapo?, pregunté ingenuo cuando se marchó.
- Ramón-, dijo Valentín, con una cara de extrañeza que, con mis nueve años recién cumplidos, no entendí.

Al día siguiente jugaba al trompo, solo, cuando se me acercó Ramón, me agarró por el cuello y me estampó contra la pared.

- Que sea la última vez que dices por ahí que soy Ramón 'el guapo', que yo no soy maricón.¿Te enteras?

Qué triste es empezar a perder la inocencia...

2 comentarios:

Uno dijo...

A mi Ramón, que no sabía lo que quería decir platónico, me quiso poner mirando a Cuenca.

...Runagay dijo...

Ay, rufián, qué suerte la tuya.