13 de mayo de 2019

Octubre, 1971


Yo tenía 12 años y él unos 20. Mi cuerpo era el de un niño y el de él, el de un hombre. El de un hombre hermoso.
No entendía por qué ver su cuerpo desnudo en aquel vestuario me provocaba emociones que me hacían enrojecer y paralizarme. Miraba su sexo fijamente hasta hacerle sentir incómodo, pero no podía dejar de hacerlo.
De pronto, se cubrió con una toalla y me miró con desprecio. Había descubierto mi incipiente erección.
Y así, empecé a comprender que, en mi vida, el sexo tendría poco que ver con el amor.

2 comentarios:

Uno dijo...

Quizá no era desprecio, era estupor. O miedo. Tampoco es fácil para un adulto lidiar con eso.
Ahora que lo del amor y el sexo cuanto antes se diferencie mejor. Sobre todo si eres un poquito promiscuo ;)
Un abrazo

...Runagay dijo...

Gracias por entrar a saludar. Un abrazo.