13 de noviembre de 2013

Invisible

Llevaba puesta la faja ortopédica por debajo de la camiseta de forma que creía que pasaba desapercibida. Salía de mi enésimo lumbago y Atocha bullía de gente y agobiaba el calor del jardín tropical mientras esperábamos la hora del tren. Estaba ciertamente incómodo con el calor, el gentío y la faja cuando se me aproximó alguien que espera heredarme y señaló mi epigastrio rebosando por la faja abultando indecentemente la camiseta.

- Papá, ¿qué es esto?
- Ah, ¿pero se me nota?, dije mientras intentaba esconder aquel bulto sin éxito.
- Claro que se te nota, pero no te preocupes, con tu edad eres ya invisible al resto del mundo.

Fíjate que de niño siempre lo quise ser y he tenido que llegar a los cincuenta para lograrlo. Qué cosas.
Por cierto, que verdad aquello de 'cría cuervos...'.

2 comentarios:

Uno dijo...

Desherédale. Todavía eres muy jóven para eso. Te lo digo yo que si que he llegado al estado gaseoso.

Un abrazo

...Runagay dijo...

Uno, lo haría si tuviera algo que dejar en herencia jajajaja. Puta crisis.