18 de junio de 2011

Un día en la vida

Nadie como Diógenes. Para todo, para cualquier cosa. Un comodín quitapenas.
Nada como el mar, el océano, infinito, para abducirlo todo, para dejarte vacío.
Nada como el viento para limpiar el alma, para renovarte.
Juntarlos a los tres, mar, viento y Diógenes, no es fácil. Agenda, clima, calendario, una conjunción que no siempre puede ser. Hoy sí se ha podido. Y vengo tan feliz que no me lo creo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Así que Diógenes es uno de esos Golden Retriever de aspecto bondadoso. Tiene una pinta estupenda y se nota que le gusta el agua.
Vives cerca de ese paraíso?
Ah! esas playas atlánticas. Ya te dije lo que me gustan
¿Eso que suena por el micrófono de la cámara es un viento del Noroeste?

Parmenio dijo...

La paz que da estar en la playa sólo es algo que echo de menos entre tanto cemento y asfalto. Y si en lugar de estar solo estás con un compañero como Diogenes que no habla con palabras sino con miradas entonces la sensación de estar flotante entre el viento aún es mayor.

Un beso (oliendo el salero)

...Runagay dijo...

SRO, no solo es bondadoso el aspecto. El viento, que parece huracanado, no era para tanto, era un viento agradable y ni idea de dónde procedía. Y este paraíso está a 6 minutos desde la puerta de casa. Un lujazo que en estas fechas y con este clima no haya ni un alma casi por allí.
Besos.

Parmenio, pues ya sabes, con el AVE está todo cerquita. Todavía estás a tiempo de disfrutar una playa así para ti solito. En julio hay que pedir la vez para clavar la sombrilla.
Besos, oceánicos.